Educar. Arte, ciencia y paciencia.

Educar. Arte, ciencia y paciencia.

jueves, 27 de junio de 2013

NOTABLE


NOTABLE

            Los que saben dónde están los rollos de papel higiénico. POR ASTUTOS.


miércoles, 19 de junio de 2013

COMPARACIONES


¡




OJO CON LAS COMPARACIONES¡
   —¿CONOCES A FULANITO?
   —SÍ.
       —¿VIVES CON ÉL?
       —NO.
       —ENTONCES, NO LO CONOCES.
 

¡SE LLEVARÍA UNO CADA CHASCO!
LO MEJOR, LO QUE TENEMOS.
                                                        
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SOMOS SERES POLIÉDRICOS, es decir tenemos más de una cara.

            En las reuniones con nuestros amigos vemos normalmente la cara amable, pues procuramos ser afables y simpáticos: queremos  ganarnos la estima y el respeto de los demás.

            Sólo en la convivencia diaria se conoce a las personas. Por tanto, ni podemos ni debemos comparar a nadie ni andar diciendo cosas como:

            —¡Fíjate en lo amable que es Fulanito; ya me gustaría a mí que tú fueses como él!

            Los comportamientos y las actuaciones que tratamos de comparar se desarrollan en distintos ambientes. Salvando las distancias, para saber si un melón está dulce, hay que calarlo.


jueves, 13 de junio de 2013

SUSPENSO



SUSPENSO

Las que no se dejan ayudar en los quehaceres del hogar porque no lo hacen "tan bien como ella". POR TONTAS.


miércoles, 5 de junio de 2013

AGRAVIOS




N
O LLEVAR LA CUENTA DE LOS AGRAVIOS.

SON COMO UN SACO QUE SE ECHA UNO A LAS ESPALDAS: PESA Y
QUITA LA PAZ.

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DICE UNO DE LOS SALMOS: "Si Dios llevara la cuenta de nuestros pecados, ¿quién podrá resistir?".

            ¿Te has parado a pensar en la de veces que hacemos las cosas fatal? ¿Te has parado a pensar en la de veces que hemos dicho cosas —que no sentíamos— por fastidiar al otro? ¿Te has parado a pensar en la de veces que hemos hecho un mundo de pequeñas cuestiones con tal de no ceder? ¿Te has parado a pensar en la de veces que hemos utilizado una verdad a medias para llevar la razón?

            Si nuestras relaciones son de continua beligerancia, entiendo que tengamos que cargar con los agravios para echárselo en cara al contrincante en caso de conflicto. No obstante, estaréis conmigo en que si actuamos con esos criterios acabaremos rendidos, pues nos pareceremos más a un soldado de infantería pertrechado con todo su armamento que a personas que  saben pasar por alto los pequeños alfilerazos de la jornada.

            Si uno es capaz de reconocer sus miserias no dejará de entender las de su cónyuge. Sólo la persona que lucha por mejorar es capaz de comprender y disculpar los defectos del otro.