Educar. Arte, ciencia y paciencia.

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sábado, 30 de diciembre de 2017

jueves, 28 de diciembre de 2017

DÍA DE LOS SANTOS INOCENTES



DÍA DE LOS SANTOS INOCENTES:
El noventa por ciento de los abortos son la consecuencia directa de que a la criatura le falta un padre... y a la mujer un marido.


domingo, 24 de diciembre de 2017

FELIZ Y SANTA NAVIDAD


La alegría que no está basada en Dios, es una alegría de verbena, que cesa cuando termina la fiesta.
FELIZ Y SANTA NAVIDAD.


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domingo, 17 de diciembre de 2017

CUANDO SE ESTÁ LEJOS DE DIOS HACEMOS MUCHAS TONTERÍAS, UNAS VECES EN NOMBRE DE LA LIBERTAD, Y OTRAS EN NOMBRE DE LA IDIOTEZ HUMANA.



CUANDO SE ESTÁ LEJOS DE DIOS HACEMOS MUCHAS TONTERÍAS, UNAS VECES EN NOMBRE DE LA LIBERTAD, Y OTRAS EN NOMBRE DE LA IDIOTEZ HUMANA.
En la historia de la humanidad el hombre ha tratado de deshacerse de las limitaciones de su propia naturaleza. Así se recoge en el Salmo II de la Biblia:
¿Por qué se amotinan las naciones
y los pueblos hacen vanos proyectos?
Los reyes de la tierra se sublevan,
y los príncipes conspiran
contra el Señor y contra su Ungido:
–Rompamos sus ataduras,
librémonos de su yugo.
Creemos que nuestra infelicidad está motivada por la falta absoluta de libertad. Nos gustaría dar riendas sueltas a nuestros deseos y apetencias, sin tener que dar cuentas a nadie, y menos a nuestra conciencia, que es testigo inamovible de nuestros desvaríos. De ahí que el ser humano se subleve "contra el Señor y contra su Ungido".
En el ya citado libro Jesús de Nazaret, Benedicto XVI pone una vez más el dedo el la llaga, y nos recuerda que cuando el hombre abandona "ese yugo suave y esa carga ligera" que nos recuerda el Señor en el Evangelio, nuestras actuaciones estarán regidas por ese tirano que todos llevamos dentro, y la felicidad que buscamos se nos escapa una y otra vez como el agua de entre las manos:
La enemistad con Dios es el punto de partida de toda corrupción del hombre; superarla, es el presupuesto fundamental para la paz en el mundo. Solo el hombre reconciliado con Dios puede estar también reconciliado y en armonía consigo mismo, y solo el hombre reconciliado con Dios y consigo mismo puede crear la paz a su alrededor y en todo el mundo... Cuando el hombre pierde de vista a Dios fracasa la paz y predomina la violencia, con atrocidades antes impensables, como lo vemos hoy de manera sobradamente clara.


sábado, 9 de diciembre de 2017

TAN IMPORTANTE ES DARLE SOLUCIÓN A LO QUE ME PASA, COMO BUSCAR EL MOTIVO POR EL QUÉ ME PASA.


TAN IMPORTANTE ES DARLE SOLUCIÓN A LO QUE ME PASA, COMO BUSCAR EL MOTIVO POR EL QUÉ ME PASA.
Cuando metemos la pata, lo más recomendable es sacarla. Solucionar los desaguisados es una tarea en muchos casos apremiante, pues de lo contrario iremos dejando enemistades a nuestro alrededor, y nos puede ocurrir como al buen hombre que llego al médico y le dijo:
–Doctor, doctor, en mi casa me ignoran.
–Ring, ring, el siguiente.
Hay personas que tienen continuos encontronazos con sus semejantes, y en estas situaciones, en vez de echarle las culpa al mundo, debería pararse a pensar qué es lo que realmente pasa para tener una vida tan complicada.
Si en nuestra vida se da con frecuencia esta situación, lo lógico es sosegarnos un poco y ver si es nuestra arrogancia, o nuestra vanidad, o nuestra soberbia, la que nos impide ponernos en los zapatos del otro, y tener la comprensión y paciencia que exigimos a los demás para nuestros defectos. Sería bueno que fuésemos a la raíz, con valentía y honradez y encontrásemos el porqué de las dificultades en el trato con los demás.
El Papa Benedicto XVI, en su libro Jesús de Nazaret, nos habla de la necesidad de reconocer nuestras culpas y pedir perdón:
La ofensa provoca represalia; se forma así una cadena de agravios en la que el mal de la culpa crece de continuo y se hace cada vez más difícil superar.

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viernes, 24 de noviembre de 2017

MENOS LUCIMIENTO Y MÁS CIMIENTO



Menos lucimiento y más cimiento.


         Muchas veces nos dejamos seducir por el aspecto externo de las personas o por sus triunfos profesionales o sociales, limitándonos así a lo puramente material.

         Recuerdo la letra de un fandango que recoge esta idea de una forma clara y contundente:

Mi suegra a mí no me quiere,
porque no tengo carrera.
Mi suegra a mí no me quiere.
En mi casa tengo un galgo,
vaya por él cuando quiera,
Que yo pa correr no valgo.

         La sociedad actual se caracteriza por el culto al cuerpo, y vivimos de la imagen que proyectamos a los demás. Cuando todo nuestro esfuerzo se dirige en esta línea, nuestra fragilidad la envolvemos en una apariencia que queda hecha trizas ante el más mínimo golpe –contrariedades, dificultades, etc.–, y deja al descubierto nuestra verdadera imagen.

         Es en el interior –sin menospreciar lo demás– donde está el núcleo de la persona, su verdadera categoría, su auténtica condición. Una persona con virtudes, una persona fuerte, tendrá los recursos suficientes para afrontar las dificultades que en esta vida tendremos aseguradas. Las virtudes humanas son como el esqueleto en el que se apoya todo nuestro ser. La propia imagen empieza a ser atrayente –aun sin quererlo en el momento en el que comenzamos a luchar por adquirir esas virtudes.




domingo, 5 de noviembre de 2017

LOS PADRES SOMOS COLABORADORES DE DIOS. POR LO TANTO, ÉL TENDRÁ CIERTA PREOCUPACIÓN POR NUESTROS HIJOS Y NOS ECHARÁ ALGÚN QUE OTRO CAPOTE.


LOS PADRES SOMOS COLABORADORES DE DIOS. POR LO TANTO, ÉL TENDRÁ CIERTA PREOCUPACIÓN POR NUESTROS HIJOS Y NOS ECHARÁ ALGÚN QUE OTRO CAPOTE.
Como hemos visto anteriormente, el ser humano demanda de sus progenitores seguridad y estabilidad para su desarrollo armónico y emocional. Jesucristo instituye el sacramento del matrimonio como principio y fundamento de la familia. Con este fin, dotó al contrato matrimonial de unos bienes y propiedades específicos: la unidad y la indisolubilidad. Por esa unidad –por ese amor– los padres, tienen la posibilidad de procrear, colaborando libremente con el plan amoroso de Dios; y por esa indisolubilidad, la estabilidad que el ser humano requiere para su desarrollo como persona. Por tanto, esas propiedades son fundamentales para crear el entorno natural donde nuestros hijos se desarrollen como personas y como hijos de Dios.
No quiero enjuiciar ninguna situación, pero desgraciadamente
–y es de todos conocido– la carencia de un entorno familiar estable, añade dificultades a la educación de los hijos. No obstante, es meritorio en muchas familias monoparentales
–bien por causas naturales o por causas legales– el esfuerzo que realizan para conseguir la educación de la prole. Pues bien: ¿cómo concretar ese capote que el autor de la vida nos tiene que echar en la educación de nuestros hijos? Pues no se me ocurre más que la oración personal. Sí, en primer lugar, pedir ayuda a Dios para esos hijos –que tenemos a medias– y para ser capaces de ejercitar con valentía y generosidad nuestra tarea de padres; y en segundo lugar, que nos los proteja de todo aquellos peligros materiales y espirituales que acechan al ser humano. Es más: cuando nuestros hijos llegan a la mayoría de edad y hacen uso de su libertad, lo único que podemos hacer los padres en muchas ocasiones por ellos es rezar. Pero rezar para que se haga la voluntad de Dios en sus vidas; pues muchas veces los padres pedimos a Dios que se haga nuestra voluntad y nos ocurre como al pequeño de la siguiente historieta:
Un niño entra con su madre en la capilla del colegio y se arrodillan los dos en un banco para rezar. La madre, al ver la intensidad de la oración de su hijo le pregunta:
−Hijo ¿te pasa algo? ¿Tienes algún problema?
−No, mamá, pero le estoy pidiendo a Dios que Pekín sea la capital de Japón, que es lo que he puesto en el examen.


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viernes, 6 de octubre de 2017

¿CUÁL SERÍA NUESTRO GRADO EN SANGRE DE SOBERBIA...



¿Cuál sería nuestro grado en sangre de soberbia, vanidad, lujuria, etc.? Ándate con cuidado, que el día que menos lo esperemos tendremos que "soplar".

°

         No sé si alguna vez te han sometido a un control de alcoholemia. El sistema es rápido y eficaz: con un prolongado soplido, el aparato detecta el grado de alcohol en sangre.

         En la sangre se descubren los elementos materiales, pero es en la conciencia donde se averigua la maldad de la condición humana. Esa conciencia que el hombre quiere acallar con frases como estas: "Yo tengo la conciencia muy tranquila, yo actúo de acuerdo con mi conciencia...". Pero como todos sabemos, la conciencia no se deja comprar, pues es Dios quien nos habla a través de ella.
         Es posible que no a todos nos obliguen a someternos a un control de alcoholemia, pero sí pasaremos algún día por el tribunal de Dios, donde no nos pedirán que soplemos. Lo que ocurrirá entonces lo expresa mejor San Juan de la Cruz: «A la tarde te examinarán en el amor».
        
         Es lógico: sería una injusticia que todos fuéramos al hoyo –los que han hecho el bien y los que han hecho el mal–, y que no hubiera una justicia que pusiera las cosas en su sitio. Dijo Pascal: "Prefiero equivocarme creyendo en un Dios que no existe, que equivocarme no creyendo en un Dios que existe. Si después no hay nada, nunca lo sabré, pero si hay algo...".




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lunes, 18 de septiembre de 2017

OPINAR SOBRE LA SOLUCIÓN DE UN PROBLEMA.


OPINAR SOBRE LA SOLUCIÓN DE UN PROBLEMA ES FÁCIL. LO DIFÍCIL ES MANTENER ESA OPINIÓN CUANDO UNO SE ENCUENTRA INVOLUCRADO EN ESE MISMO PROBLEMA:
Una cosa es predicar y otra dar trigo.
Quién no ha presenciado una discusión so-bre un tema de actualidad, en la que los interlocutores solucionan ¡todos! los problemas que afectan a la humanidad en un abrir y cerrar de ojos. ¡Resulta tan fácil opinar sobre cuestiones que otros tienen que solucionar!
Sin embargo, cuando nos vemos inmersos en el problema, y su solución pasa por ceder, por perdonar, o por ponernos en el lugar del otro, la exigencia se vuelve lentitud; la objetividad, subjetividad; la certeza, engaño, y la verdad, rumor.
Detrás de los problemas siempre hay personas. Unas que los causan, otras que los sufren y otras que pueden colaborar o mediar en su solución.
No nos tenemos que ir muy lejos para ver esta realidad, pues en no pocas familias se producen situaciones que enturbian la convivencia y dan lugar a pequeñas o grandes tragedias. Siempre nos arrastra la condición humana: el egoísmo, la soberbia, la vanidad, la cabezonería… Y siempre también la
solución pasa por una mejora personal.
Recuerdo una historia que leí y que viene como anillo al dedo:
Un científico, que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a encontrar los medios para aminorarlos. Pasaba días en su labora-torio en busca de respuestas para sus dudas. Cierto día, su hijo de siete años invadió su santuario decidido a ayudarlo a trabajar. El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lugar. Viendo que era imposible que se fuera, pensó en algo que pudiese darle para que se entretuviera. Vio una revista en la que venía el mapa del mundo: ¡justo lo que precisaba! Con unas tijeras lo cortó en varios pedazos y junto con un rollo de cinta se lo entregó a su hijo diciendo: "Como te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo todo roto para que lo repares sin ayuda de nadie". Calculó que al pe-queño le llevaría días recomponer el mapa, pero no fue así. Pasados unos minutos, escuchó la voz del niño: "Papá, papá, ya lo he acabado". Al principio no dio crédito a las palabras del niño. Pensó que sería imposible que, a su edad, hubiera conseguido re-componer un mapa que jamás había visto antes. Desconfiado, el científico levantó la vista de sus anotaciones con la certeza de que vería el trabajo propio de un niño. Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares. ¿Cómo era posible? ¿Cómo el niño había sido capaz? Le dijo: "Hijo mío, tú no sabías cómo era el mundo, ¿cómo has logrado recomponerlo?". "Papá, yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando sacaste el mapa vi que por detrás había un hombre dibujado. Así que di vuelta a los recortes y comencé a recomponer al hombre, que sí sabía cómo era. Cuando conseguí arreglarlo, di la vuelta a la hoja y vi que había arreglado al mundo".


viernes, 1 de septiembre de 2017

NO ES QUE NO LO VEAS, ES QUE NO SABE LO QUE BUSCA.



No me resisto a abordar una tema peliagudo y por el que hemos pasado todos. Me refiero a la etapa de la adolescencia, la edad que sucede a la niñez y que transcurre desde la pubertad hasta el completo desarrollo del organismo. Vuelvo a recordar que no soy experto y que hay una enorme bibliografía sobre el asunto. Sí recuerdo, no obstante, que en esta etapa se producen cambios fundamentales en nuestros hijos: en la estructura ósea, en los músculos y en el cerebro, así como un desarrollo sexual y hormonal. En un corto periodo cambian por fuera y por dentro. Y lo más complicado es que no tienen experiencia para encauzar sus nuevas potencialidades. Ante esta situación, las madres y los padres podemos intervenir, aun sabiendo que es difícil complacer a una persona que no sabe lo que quiere.
Me atrevo a sugerir una serie de ideas que quizás ayuden: 
1. Adelantarse a esta etapa, explicándoles lo que va a ocurrir en su cuerpo y en sus relaciones con el entorno. En este punto conviene que los padres hablen con los hijos y las madres con las hijas. 
2. Mucha tranquilidad y paciencia. Si los hemos educado desde pequeño para la madurez, el "sarampión" será menos virulento. 
3. Estar más disponible y receptivos a todas las necesidades que se presentaran en esta etapa. 
4. No ceder en lo importante y evitar los chantajes emocionales. 
5. Darles encargos adecuados a su edad y potencialidades. Que tengan más libertad implica una mayor responsabilidad. 
6. Respetar su intimidad. 
7. Más que dar grandes discursos, conviene aportar ideas sencillas que le hagan pensar: la conducta sólo se puede dominar con la razón. 
8. Y rezad. 
Para terminar, reproduzco unas estrofas del poema "Profecía", del Rafael de León.
¿Qué tiene el niño, Malena?
Anda como trastornao;
le encuentro cara de pena
y el colorcillo quebrao.
Y ya no juega a la tropa,
ni tira piedras al río,
ni se destroza la ropa
subiéndose a coger nidos.
¿No te parece a ti extraño?
¿No es una cosa muy rara
que un chaval con doce años
lleve tan triste la cara?
Mira que soy perro viejo,
y estás demasiado tranquila.
¿Quieres que te dé un consejo?
Vigila, mujer, vigila...
Y fueron dos centinelas los ojillos de mi madre(…).


jueves, 17 de agosto de 2017

LA VOLUNTAD Y LA FORMACIÓN SON LOS ANTÍDOTOS




La voluntad y la formación son los antídotos para no caer en los mil falsos placeres que ofrece nuestra sociedad.

°

         La sociedad actual se caracteriza por la facilidad con que podemos acceder a estímulos placenteros, desde tirarte en el sofá y consumir horas y horas en los ciento de canales de televisión que tenemos al alcance de la mano, o de perder las pestañas delante del ordenador navegando por el mundo casi ilimitado de Internet, o con algún que otro videojuego que nos sumerge en un mundo virtual.

         Y conste que todos estamos expuestos a esto, pues raro es el hogar que carece de estas nuevas tecnologías.

         No obstante, la maldad o la bondad de las cosas materiales están en función de la utilización que el hombre hace de ellas la energía nuclear puede curar o matar: hay que pensar con claridad y tener la voluntad firme para discernir sobre la necesidad o conveniencia de lo que hacemos y decidir adecuadamente en qué vamos a emplear nuestro tiempo, sin dejarnos embaucar por mil razonamientos que justifiquen nuestra comodidad o falta de lucha.

         Entre las distintas acepciones que el diccionario de la Real Academia de la Lengua da a la palabra "voluntad", me quedo con la siguiente: "Capacidad de una persona para superar obstáculos o dificultades o para cumplir con sus obligaciones".

         Esta capacidad de superación tiene una fuerza casi imparable cuando uno tiene convicciones profun­da­s, y todos los obstáculos y dificultades quedan en un segundo plano, pues uno actúa convencido de lo que tiene que hacer, con un total olvido de sí.
         Y no olvidemos lo que dice Santa Teresa: «Este cuerpo tiene una falta: que mientras más le regalan, más necesidades descubre». Y también:


Aunque me cueste,
aunque no pueda,
aunque reviente,
aunque me muera.



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jueves, 6 de julio de 2017

¡QUE ME QUITEN LO BAILADO...!

¡Que me quiten lo bailado…! A ver de qué te sirve lo bailado para afrontar con dignidad las consecuencias actuales de tanto baile. 

°

         Con esta frase tan conocida, muchos quieren justificar los desvaríos y excesos que el hombre es capaz de realizar cuando pierde el norte.

         Hay cosas que en principio me sientan bien, aunque al día siguiente me duela la cabeza; hay cosas apetecibles, aunque a los pocos meses tenga una úlcera de estomago; hay cosas con las que disfruto, aunque dentro de unos años me asfixie por las noches, y hay actuaciones que me pueden cambiar la vida.

         Todo lo que hacemos tiene repercusión en nosotros y en nuestros semejantes, no hay actos intrascendentes. Es imprescindible reflexionar antes de hacer lo que nos pida el cuerpo. El sentido común tendría que ir –como mínimo– medio metro por delante de nosotros y de nuestras actuaciones.

         Uno puede vivir de sus recuerdos o de sus deseos, pero la verdadera vivencia es el presente, con la conciencia de nuestra libertad para hacer el bien o el mal, para disfrutar con lo primero, o amargarse con lo segundo; de ahí la importancia de tener las ideas claras para saber prever los resultados de nuestros actos.




jueves, 29 de junio de 2017

NUEVA PUBLICACIÓN


Este libro sobre la educación tiene un sencillo objetivo: descomplicar. Suele decirse que los tiempos que corren no facilitan la elemental tarea humana de educar, entre tantos cambios sociales, tantos planes educativos, tanta crisis de la modernidad… Es cierto, pero también lo es que muchas veces los árboles impiden ver el bosque, y el sentido común, el amor sencillo a las personas, la confianza en la vida, el buen humor y el esfuerzo humilde son las mejores armas para llevar a buen término, a pesar de los pesares, el derecho y el deber de educar.



jueves, 22 de junio de 2017

EL PROBLEMA DEL SEÑOR "X"



EL PROBLEMA DEL SEÑOR "X"

No creo que sea exagerado suponer que siete de cada diez que lean estas líneas tendrán algún tipo de dificultad con algún otro ser humano. Las personas que nos emplean o las que son empleados nuestros, las que comparten nuestra casa o aquellas con las que compartimos la suya, nuestros parientes políticos o nuestros padres o nuestros hijos, nuestra esposa o nuestro marido nos están haciendo la vida, en el trabajo o en el hogar, más difícil de lo que sería necesario en estos días. (...) Un amigo lejano nos pregunta por qué estamos tan malhumorados y la respuesta salta a la vista.
En ocasiones así, el amigo lejano suele decir: "¿Por qué no habla con ellos? ¿Por qué no se reúne con su esposa (o con su marido, o con su padre, o con su jefe o con su patrona o von su huésped) y lo resuelve hablando? La gente suele ser razonable. Todo lo que se debe hacer es conseguir que vean las cosas a la verdadera luz. Explíqueselo de forma tranquila razonable y pacífica". Pero nosotros, veamos lo que veamos exteriormente pensamos con tristeza: "No conoce a X". Nosotros sí, y sabemos lo imposible que resulta hacerla entrar en razón.
(...) Nosotros sabemos, en efecto, que cualquier intento de hablar con "X" naufragará en el viejo y fatal defecto del carácter de "X". (...) Hasta cierta edad mantuvimos tal vez la ilusión de que algún golpe de suerte -una mejoría del estado de salud, un aumento de salario, el fin de la guerra- resolviera las dificultades. Pero ahora lo sabemos mejor. (...) Incluso si nos hiciéramos millonarios, nuestro marido seguiría siendo un matón, o nuestra esposa seguiría bebiendo o tendríamos que seguir viviendo con nuestra suegra en casa.
Entender que es así significa un gran paso adelante. Me refiero a arrostrar el hecho de que, aún cuando todas las cosas exteriores marcharán bien, la verdadera felicidad seguirá dependiendo del carácter de las personas con las que tenemos que vivir, algo que nosotros no podemos cambiar.
Y ahora viene lo importante. Cuando vemos estas cosas por primera vez, tenemos un destello de que algo semejante le debe ocurrir a Dios. A esto es, en cierto modo, a lo que Dios mismo debe enfrentarse. El ha previsto un mundo rico y hermoso en el que poder vivir. Nos ha dado inteligencia para saber cómo se puede usar y conciencia para comprender que uso se debe hacer de él. (...) Pero después de haber hecho todo esto, ve malogrados sus planes -como nosotros vemos malogrados nuestros pequeños planes- por la maldad de las propias criaturas. Convertimos las cosas que nos ha dado para ser felices en motivos de disputa y envidias, de desmanes, acumulación y payasadas.
Podemos decir que para Dios todo es diferente, pues Él podría, si quisiera, cambiar el carácter de las personas, cosa que nosotros no somos capaces de hacer. Pero esta diferencia no es tan decisiva cómo podemos pensar al principio. Dios se ha dado a sí mismo la regla de no cambiar por la fuerza el carácter de las personas. Dios puede y quiere cambiar a las personas, pero solo si las personas quieren que lo haga. En este sentido, Dios ha limitado real y verdaderamente Su poder. (...) Prefiere un mundo de seres libres, con sus riesgos, que un mundo de personas que obraran rectamente como máquinas por no poder hacer otra cosa.
(...) Hay dos aspectos en que el punto de vista de Dios debe ser muy diferente del nuestro. En primer lugar, Dios ve, como nosotros, que las gente en nuestra casa o nuestro trabajo es peliaguda o difícil en diverso grado, pero cuando examina ese hogar, esta fábrica o esta oficina, ve más de una persona de esa condición, y ve a una que nosotros nunca vemos. Me refiero, por supuesto, a cada uno de nosotros mismos. Entender que nosotros somos también ese tipo de persona es el siguiente paso hacia la sabiduría. También nosotros tenemos un defecto fatal en el carácter. Las esperanzas y planes de los demás han naufragado una vez tras otra en nuestro carácter, como nuestros planes y esperanzas han naufragado en el de los demás.
(...) Dios ve todos los caracteres, yo todos menos el mío. La segunda diferencia es la que sigue. Dios ama a las personas a pesar de sus imperfecciones. (…) No digamos, "para Él es muy fácil, Él no tiene que vivir con ellos". Tiene. Dios está dentro y fuera de ellos. (…) Cualquier pensamiento vil de su mente (y de la nuestra), cualquier momento de rencor, envidia, arrogancia, avaricia y presunción se alza directamente contra Su paciencia y amor anhelante, y aflige Su espíritu más de lo que se aflige el nuestro. 
(…) Sugiero un razonamiento que debemos imponernos a nosotros mismos: abstenerse de pensar en las faltas de las gentes a menos que lo requieran nuestros deberes como maestro o como padre. ¿Por qué no echar a empujones de nuestra mente los pensamientos que entren innecesariamente en ella? ¿Por qué no pensar en los propios defectos en vez de pensar en las faltas de los demás? (…) Entre todas las personas difíciles de nuestra casa o nuestro trabajo hay una que podemos mejorar mucho.
(…) ¿Cuál es, a la postre, la alternativa? Vemos con suficiente claridad que nada, ni siquiera Dios con todo Su poder, puede hacer que "X" sea realmente feliz mientras siga siendo envidioso, egocéntrico y rencoroso. Dentro de nosotros hay, seguramente, alguna cosa que, a menos que la cambiemos, no permitirá al poder De Dios impedir que seamos eternamente miserables (...).
C. S. Lewis 
Dios en el banquillo
(RIALP)


sábado, 17 de junio de 2017

LA FAMILIA RESUELVE MUCHOS DE LOS PROBLEMAS QUE TRATAN DE SOLUCIONAR LAS LEGISLACIONES.



La familia resuelve muchos de los problemas que tratan de solucionar las legislaciones.

°

         Me vienen a la memoria los años de mi juventud en mi barrio, el Cerro del Águila. Barrio periférico y humilde de Sevilla, allá por los años sesenta. 

         Las familias eran las alas de la gallina clueca donde se recibía el calor y la solución a los no pocos problemas algunos básicos que nos acuciaban en aquellos años de penuria.

         La infraestructura y los servicios públicos se limitaban a un alcantarillado de los de aquellos tiempos, y a la recogida de basuras. El agua había que transportarla desde una fuente que se encontraba en el Matadero Municipal, y el carbón y la leña eran el combustible que consumían las humildes y económicas cocinas de aquella época.

         En la calle nos conocíamos todos y ante un problema, era la vecindad la que arrimaba el hombro. Recuerdo que había una matrona a la que se acudía cuando se presentaba la hora de incrementar el número de habitantes de nuestro barrio, aunque en más de una ocasión eran las vecinas las que ejercían de comadronas ante una necesidad que no podía esperar. La calle educaba y el temor ante la amenaza de un vecino se lo voy a decir a tus padres, te libraba de cometer más de una gamberrada; la autoridad ejercía; el maestro educaba y la religión era veleta que orientaba nuestras inquietudes. Las tertulias veraniegas en las puertas de la calle eran "telediarios locales interactivos", pues todos participaban y era fuentes inagotables del saber popular.  No me resisto a reseñar una vivencia personal en unas de esas tertulias veraniegas. Un día me lance y conté el siguiente chiste:
Una cabaña, un indio dentro con una india y otro indio fuera:
–¿Quién está haciendo el indio?

         Hubo sus risas, y la reprimenda de una de las vecinas que me llamó al orden. No se me olvidó nunca, pues me ha servido para pensar desde entonces en lo que voy a decir, y dónde lo voy a decir.

         Ni que decir tiene, que en todas las épocas cuecen habas, y que los problemas familiares y personales acompañaban la existencia cotidiana.

         Actualmente, el Cerro del Águila ha pasado a ser como yo digo un poco en broma un barrio autosuficiente. Hemos ganado muchas cosas en el plano material, pero hemos perdido otras que son más importantes que las materiales.

         ¿Pero sólo en el Cerro del Águila? Creo que no. En la actualidad estamos siendo gobernados frecuentemente por personas que desconocen la condición humana y su carácter trascendente, pues no legislan a favor de la familia, sino en su contra no pocas veces. Todos sabemos que la acción de la familia solucionaría más de uno de los problemas que se tratan de remediar con unas leyes que al poco tiempo quedan sin efectividad, arrolladas por la realidad del problema que que­rían atajar, y que son sustituidas por una nueva legislación que correrá la misma suerte que la anterior. Se me ocurre un ejemplo: es como si le hiciéramos un agujero a un barco que zozobra para darle salida al agua.

         Cuando el hombre pierde el sentido de su existencia, y piensa que no hay nada ni nadie que le trascienda, es su yo, sus intereses, los que marcan el rumbo de su conducta. Para estas personas la ley es papel mojado que utilizarán a su conveniencia: "Justicia, Señor, pero en la casa de enfrente".
         Si destruimos la institución matrimonial y el lugar donde la persona recibe los valores que ningún otro estamento es capaz de suplir, la sociedad se resentirá y la convivencia será cada vez más complicada.

         C. S. Lewis, en El problema del dolor, lo resume de una forma clara:

Si siendo cobarde, vanidoso y perezoso, aún no le ha causado mayor daño a un semejante, es solo porque el bienestar de su prójimo todavía no ha entrado en conflicto con su propia seguridad, con su autocom­placen­cia, o con su comodidad. Todo vicio lleva a la crueldad.

                     Y no digamos cuando los hombres se atreven a meter sus manos en el tapiz de la vida –concepción y muerte–, y se sienten con el derecho a enmendar la plana a Dios, erigiéndose en dueño y señor de algo que no domina; agujereando con leyes la dignidad del ser humano, y decidiendo sobre quién tiene derecho o no a comenzar o a finalizar su vida. 


sábado, 3 de junio de 2017

ESTAR EN UNA SILLA DE RUEDA NO ES UNA DESGRACIA


Estar en una silla de rueda no es una desgracia. La verdadera desgracia es no tener quien la empuje. Por tanto, empuja para que te empujen.

Solo recoge el que siembra.

°

         Muchas veces actuamos como si fuésemos autosuficientes, como si no tuviésemos necesidad de los demás ni los demás nos necesitaran a nosotros: que se busquen la vida.

         El tiempo nos abrirá los ojos. Será cuando nuestra falta de vitalidad nos haga comprender que los hombres demandamos ayuda en los primeros y últimos años de nuestra vida: en la primera etapa, de nuestros padres, y en la última, de nuestros hijos.
           
         Es cierto que en el núcleo familiar se han producido una serie de cambios que dificultan la atención a los mayores: circunstancias familiares, problemas laborales y muchos otros que hacen difícil esta atención. No obstante, en otras ocasiones el problema es de índole personal: falta espíritu de sacrificio, falta de entendimiento entre los esposos y con los hijos, y muchas falsas justificaciones que el egoísmo nos hace inventarnos.

         Todo lo anterior está muy bien, pero tendríamos que pensar que nuestros padres no han escatimado esfuerzos para sacarnos adelante, no solo cuando vivíamos bajo su techo, sino después, cuando hemos formado nuestra propia familia: ayuda económica o atención a los nietos, por ejemplo. Han estado disponibles y nos han prestado más de una ayuda para afrontar las dificultades de sacar adelante un nuevo hogar.

         Es de justicia que los hijos hagan frente a las necesidades que requieren sus mayores. Pero en el seno familiar surgen discrepancias cuando no tenemos asumido que mi suegra o mi suegro son además el padre o la madre de mi mujer, y que mi suegra o mi suegro son además, el padre o la madre de mi marido. Y si no queremos asumir esta responsabilidad nosotros mismos, lo que nunca deberemos impedir es que su hija o su hijo cumplan con este sagrado deber.



viernes, 26 de mayo de 2017

EL DEMONIO NO DUERME LA SIESTA



El demonio no duerme la siesta, pero anima a que la durmamos, pues mientras más tiempo estemos en babia mejor.

°

         En unas de sus rimas, Bécquer centra la cuestión:

 Al brillar un relámpago nacemos
y aún dura su fulgor cuando morimos;
tan corto es el vivir.
La Gloria y el Amor tras que corremos
sombras de un sueño son que perseguimos;
despertar es morir.

   Cuántos entretenimientos vacíos, cuántas pérdi­das de tiempo, cuánta vida virtual, cuántos des­pués, cuántos más tarde, cuántos mañana, cuán­tos el año que viene, y cuántas cosas que hacer, y cuán breve es esta vida.

         Nuestra vida es como un reloj: la esfera, que es por donde transcurre el tiempo y donde se acumulan las ilusiones, las inquietudes y todo aquello que deberíamos hacer en nuestra corta existencia, y las tres agujas. La más corta, que nos recuerda con las campanadas monótonas de ese reloj de pared, que el tiempo es imparable. La más larga, que marca los minutos, y que es un continuo tintineo que nos martillea sesenta veces nuestra conciencia a lo largo de cada hora. Y por último, la manecilla del segundero, que más que marcar el tiempo, lo empuja, impidiendo que la vida se detenga, borbotones de vida que no debemos dejar escapar.

         Uno se puede subir a la manecilla pequeña y conformarse con ver pasar los días; otros con más inquietudes, se subirán a la más larga para aprovechar los sesenta minutos de todas y cada una de las horas que nos tocarán vivir, y otros con espíritu de servicio sabrán utilizar su existencia exprimiéndola como un limón al ritmo del segundero y del latir de su alma.
         Si sois aficionados al baloncesto, sabréis que un partido tiene cuatro tiempos de diez o doce minutos. Sin embargo, el partido puede durar, y de hecho dura, mucho más de cuarenta y ocho minutos. El motivo: que esos cuatro periodos son de tiempo real. Es decir, del tiempo en que el balón está en movimiento: se detiene el cronómetro cuando hay alguna incidencia: falta personal, tiros libres, balón fuera del campo, etc.

         Si se aplicara este reglamento a nuestra existencia, nos quedaríamos sorprendidos al conocer la cantidad de tiempo en que ha estado parado el cronómetro de nuestra vida.

         No podemos engañarnos: tenemos que aprovechar el tiempo; pues el después de la juventud lleva al ya es tarde de la vejez.

         Dios tiene unos planes para ti y para mí, y lo que tú y yo no hagamos, no lo hará nadie. ¿Qué tenemos que hacer? Descubrir esos planes personales y ponernos a trabajar. En muchas ocasiones serán planes cotidianos: estar pendiente de los tuyos, ayudar al compañero de trabajo que pasa por dificultades, corregir al que va por mal camino, sonreír, callar ante la ofensa, luchar en detalles concretos para una mejora personal… En definitiva vivir el hoy y el ahora.

¿Quieres de verdad ser santo? –Cumple el pequeño deber de cada momento: haz lo que debes y está en lo que haces[1].



[1] San Josemaría Escrivá, Camino, 815.

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lunes, 15 de mayo de 2017

LA PRIMERA COMUNIÓN


Quizás, a muchos de ustedes, les suene el encabezamiento de esta reflexión. Es una estrofa de la conocida canción de Juanito Valderrama Su primera comunión. No me resisto a transcribirla:
"Como una blanca azucena, lo mismito que un jazmín, mi niña va hacia la iglesia, a la iglesia de San Luis.
Ha cumplido siete años y va a recibir a Dios. Mi niña toma rezando su primera comunión
En el quicio de la puerta estamos su mare y yo con lágrimas en los ojos y risa en el corazón,
Un coro de serafines hay en el altar mayor: que está mi niña tomando su primera comunión.
De rodillas es tan bonita y tiene tanto salero, que le da el agua bendita un angelito del cielo.
Mi niña ya está en mi casa llena de gracia de Dios. Cómo la mira su madre y cómo la miro yo.
Cariño de mi cariño, alegría de su amor. La nieve y el blanco armiño copiaron de él tu candor.
Para un padre y una madre no hay alegría mayor que ver hacer a sus hijos la primera comunión".
No sé si has pasado por esta experiencia o si aún tus hijos son pequeños, pero, ¿a que es hermosa? No quiero ser negativo, pero en la actualidad –y en no pocas familias– este sacramento se ha vaciado de contenido. La falta de formación cristiana y las modas van socavando su verdadero sentido, convirtiéndolo en un acto social para divertimento de niños y familiares, que no tiene continuidad en el tiempo, pues en muchas ocasiones es la primera y la única comunión. Al igual que en todo lo demás, los padres tenemos la necesidad de ser coherentes, y tendríamos que preguntarnos: ¿Qué significado tiene para nosotros la primera comunión de nuestro hijo? ¿Qué obligaciones adquirimos como padres de un menor de edad? ¿Me doy cuenta de que el fruto de este sacramento depende de nuestro ejemplo? Pues nuestros hijos podrían pensar que no será tan importante eso de la comunión, cuando nuestros padres no lo viven. Bueno, quizás sea la ocasión para que nos preocupemos de estar a la altura de las circunstancias y recibamos una formación que nos ayude a reforzar –y en otros casos a retomar– nuestras obligaciones como católicos.
La siguiente historieta nos demuestra que el hombre puede hacer las cosas por un sentido o por rutina: –¡El soldado Antonio Duarte, a la garita norte! ¡En la garita sur, Dionisio González! ¡En los bancos del patio, Fernando García!… Y así hasta completar el retén de la guardia. Esta ceremonia se repetía todos los días. El capitán junto con el sargento nombraba las guardias para los puestos de aquel acuartelamiento. En una de estas, un capitán de reciente incorporación le preguntó al sargento el motivo por el que se montaba una guardia en los bancos del patio. –Pues ahora que usted lo pregunta, respondió el sargento, no le encuentro sentido, pues en el patio sólo hay cuatro bancos. Aunque creo que fue el comandante quien dio la orden… Ante la respuesta, el capitán ordenó al sargento que buscara en el archivo la mencionada orden. Después de unos minutos el sargento tenía en sus manos la respuesta al porqué de la guardia en los bancos del patio: «Dado que se procederá a la pintura de los bancos existentes en el patio principal del acuartelamiento, con esta fecha ordeno se habilite en sus inmediaciones una guardia
para evitar que nadie se siente en los mismos hasta que no estén secos…».


jueves, 11 de mayo de 2017

EL HOMBRE PUEDE CONTROLAR EN BUENA MEDIDA LAS CONSECUENCIAS DEL ACTO SEXUAL.



El hombre puede controlar en buena medida las consecuencias del acto sexual, pero nunca podrá controlar el desgarro sentimental que conlleva la utilización del sexo como mera búsqueda del placer y la utilización del otro como objeto.

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         Como he dicho anteriormente, todo acto humano tiene una repercusión –en nosotros o en nuestros semejantes–, tanto en el plano moral como en el afectivo y en el físico.  
                    
         Cuando las consecuencias de nuestros actos no son de nuestro agrado, tratamos de solventarlas lo mejor posible.  En el aspecto moral, solemos acallar nuestra conciencia engañándonos con argumentos poco consistentes pero que nos sirven en un primer momento: "Todo el mundo lo hace", "quién se va a enterar"… O mentimos para evadirnos de situaciones engorrosas que no queremos asumir.

         Por su parte, los efectos de los actos puramente físicos son ineludibles: siempre se cumplen las leyes de la biología. El abuso del alcohol, por ejemplo, actúa de una manera determinada en nuestro organismo, independientemente de los motivos que lleven a beber más de la cuenta. Que haya tantos chascarrillos sobre la cuestión del beber no quita dramatismo a sus penosas consecuencias. Pero puede hacer sonreír alguno de ellos:

Iba un buen hombre con alguna copa de más dando tumbos. Un vecino que se cruzó con él le grito:
–¡Qué buena tajá llevas!
A lo que el otro le respondió:
–Pues verás cómo mi mujer le pone pegas.
        
         No es mi intención hablar ahora de la sexualidad, pero sí de las consecuencias de la trivialización del sexo. El problema no es fácil, pues los medios de comunicación y el ambiente no parecen estar por la labor de presentar unas actitudes ante el sexo que no sean "políticamente correctas". La búsqueda irresponsable del placer y la falta de valores propician esta situación. Es como si se tratara de despertar en el hombre y la mujer sus más bajos instintos y luego hacer negocios con sus debilidades y obsesiones: venteo la hoguera que todos llevamos dentro, y después vendo crema para las quemaduras.

         A continuación reproduzco una carta de un buen amigo que resume esta situación.
        
El tanque

Leo atónito que el aborto es la principal causa de mortalidad en España y me pregunto: ¿No decían los "entendidos" que el problema estaba en la falta de información de los adolescentes? ¿No nos aseguraban que el preservativo promocionaría una relación sexual segura?
Ante la evidencia –promiscuidad sexual, píldora del día siguiente, abortos, etc.– cabe preguntarse: ¿Es esta la solución al problema?
Se ve que han animado a nuestra juventud a que vayan a la "guerra", asegurándoles que si se compran un "tanque" no les pasará nada; y como todos sabemos, en la guerra siempre hay bajas: a los datos me remito.
El panorama es desolador. Esto sí, los de los "tanques" se "están poniendo las botas".

         Y un último apunte. Creo que en este tema la mujer tiene mucho que decir. En la actualidad hay mujeres que no se hacen respetar, y en nombre de la libertad y de una modernidad mal entendida, utilizan su feminidad como mera atracción, sin darse cuenta de que muchos hombres ya no las ven como mujer, sino como simple objeto de placer. Cuando en una sociedad, en una familia, la mujer pierde el norte, esa sociedad y esa familia están abocadas al fracaso.